Todos alguna vez, al ir de excursión o de vacaciones al campo, la playa o la montaña, hemos tenido la oportunidad de estar en contacto con algunas de las diversas especies de animales silvestres que habitan estos ambientes naturales; sin embargo, sólo unos pocos han intentado acercarse para observarlas o tratar de fotografiarlas. Casi invariablemente, quienes han tenido una primera experiencia de este tipo se han sentido un tanto defraudados por el poco éxito obtenido, pues la fotografía y la observación de la fauna requieren para su adecuada realización de una serie de requisitos y condiciones especiales.
La fotografía de la fauna, por otra parte, juega un papel muy importante, pues reemplaza y podría reemplazar definitivamente a las tan perniciosas cacerías de animales. No en vano la fotografía de vida silvestre se ha popularizado en muchos países como "safari fotográfico", y más descriptivamente aún, como "caza fotográfica", pues junto con dar un contacto pleno con la naturaleza, ofrece todos los atractivos e ingredientes propios de la caza, donde la foto bien lograda pasa a ser la "presa" tan ansiosamente perseguida, pero con una diferencia fundamental: aquí no hay víctimas, y la misma "presa" puede ser "cazada" indefinidas veces.
" Empecé a fotografiar las aves como resultado de una vocación por conocer la naturaleza que traigo desde niño, y que me llevó a tratar de observarlas y conocerlas de muy cerca. Y así comencé por capturar o cazar ejemplares con fines de estudio, los que luego embalsamaba para conservarlos. Más tarde, sin embargo, me di cuenta que no podía seguir cazando o destruyendo la vida silvestre, ni aun con la motivación del estudio; y allí surgió la fotografía, que vino a proporcionarme el instrumento que necesitaba para continuar mi vocación. Hoy son ya varios años de dedicación a la fotografía de fauna y de mucha satisfacción e incentivo para continuar con esta afición que es para mí tan apasionante." Así nos relata Enrique Couve, gerente de una importante empresa comercial y residente en Osorno, cómo llegó a practicar la caza fotográfica. Su motivación central - el conocimiento y la preservación de la vida silvestre - es compartida por la mayoría de quienes se dedican a esta afición en nuestro país.
Antonio Larrea, diseñador y fotógrafo profesional, comenta su versión: " Un motivo importante fue mi labor de comunicador, que me incentivó a tratar de captar lo que observaba en la naturaleza para transmitirlo a los demás. Esa maravilla que siento al conocer la vida silvestre y que quiero hacer llegar a la gente para que la valore y no deje que se pierda o desaparezca de la faz de la Tierra."
En el caso de Thomas Daskam, conocido pintor de origen norteamericano y seguramente el más importante de los fotógrafos de aves hoy en Chile, el inicio tuvo varios incentivos adicionales a los ya descritos: "Yo empecé teniendo aves en jaulas, pues me gustan muchos los pájaros, son mi locura. Lo fueron siempre, aun antes de saber nada de las aves chilenas. Luego quise tenerlas en pajareras o espacios mayores para que pudieran volar y vivir en forma más natural, eso me llevó a estudiarlas y a salir a la naturaleza para observar cómo vivían y se alimentaban. Así fui conociéndolas, y como siempre he sido medio fotógrafo, nació la idea de fotografiarlas, teniendo un incentivo extraordinario: la mayoría de la fauna chilena no había sido fotografiada nunca, o bien lo fue en muy malas condiciones; estaba casi todo - y aún lo está - por hacer. Un incentivo como éste no existe ya en otras partes del mundo. Aquí uno es el pionero y eso es muy exitante."
La fotografía de la fauna es algo más que una rama o una expresión técnica particular de la fotografía. Es también arte y creación individual que se apoya en un sólido conocimiento vital de la naturaleza y del mundo animal. Quien se dedica a ella aprende pronto qué poco podrá hacer o qué poco éxito tendrá en sus propósitos, si no adquiere un profundo conocimiento de quienes serán los objetos de su dedicación. Y ello, junto con requerir un buen conocimiento de la conducta animal, involucra también un aprendizaje personal, los que sumados le darán el arte y la técnica necesaria para actuar. Hay consenso en este sentido entre los fotógrafos que se dedican a la vida silvestre, sin que ello signifique desdeñar o restar importancia al papel de los instrumentos y equipos fotográficos.
"Lo fascinante de ésto es que nunca se termina de aprender y que cada situación de fotografía de vida silvestre es un problema nuevo que hay que enfrentar y solucionar. Ello no quiere decir que la experiencia no sirva, pues cada vez se aprende algo que servirá en una próxima oportunidad. Por ejemplo, si yo quiero sacar fotos al ave llamada cachudito, que tiene muy poco tamaño y no para nunca de moverse - pillarla quieta es imposible, pero repite su conducta: es decir, si estaba ahí hace 10 minutos, volverá a pasar por allí nuevamente -, es cuestión de instalarse y esperar un rato. A quién no tenga esa experiencia le parecerá imposible fotografiar al cachudito." Lo dicho por Thomas Daskam nos lleva a un aspecto fundamental de la fotografía de fauna: se trata de un arte y una técnica esencialmente personal, donde es posible transmitir sólo algunas experiencias, pues en definitiva es una actividad que se realiza en forma solitaria, por lo que en última instancia será cada fotógrafo el que mediante un conocimiento y una disposición personal enfrente cada situación.
Esta actitud propia se refleja incluso en la forma en que uno intenta acercarse al animal que se quiere fotografiar. Para Enrique Couve: "uno logra con el tiempo desarrollar un conjunto de habilidades; más que eso, una disposición que le permite actuar frente a los animales para que éstos sientan el menor miedo y permitan llegar hasta muy cerca de ellos. Esto tiene mucho que ver con la forma de desplazarse; uno aprende varios trucos respecto a cómo caminar, adonde mirar o que actitud tomar, conducta que vistas desde afuera podrían parecer extravagantes, como caminar retrocediendo, reptar por el suelo, mirar hacia otro lado, e incluso en ocasiones, imitar la conducta de los animales".
Siendo la fotografía de fauna mayor (aves y mamíferos), una afición escasamente desarrollada en nuestro país, puede decirse que ha sido un poco más trabajada que otros temas de la vida silvestre.
Aún está casi inexplotado todo lo que refiere a microfauna: insectos, crustáceos, moluscos, anfibios y reptiles, grupos zoológicos que en Chile presentan un alto grado de endemismo (son exclusivos de un territorio), campo fotográfico al que deben asociarse otros elementos de la naturaleza que forman el hábitat de estas especies animales, como son los árboles, las hierbas, los musgos, los líquenes y la numerosa flora silvestre.
Lo mismo puede decirse de la fotografía de fauna submarina, que consideradas su variedad y amplia dispersión, ha sido prácticamente intocada en nuestro país. Claro que se trata de un campo de la vida silvestre que exige otros requisitos y técnicas más específicas para su adecuada realización. Antonio Larrea afirma: "Primero que todo se requiere ser un muy buen buzo. Antes de entrar con máquinas al mar, sería aconsejable hacer un buen curso de buceo y una práctica, que después de un año, deja bien capacitado para tomar fotos y sentirse cómodo en el medio acuático. Se requiere también un buen equipamiento fotográfico especializado, pero lo más importante es el conocimiento de la fauna y del medio, ya que las diferentes especies tienen un determinado lugar para habitar y presentan un comportamiento muy diverso; algunas son más esquivas que otras o permiten un distinto grado de acercamiento. Fotografiar la fauna marina tiene los mismos ingredientes que requiere la caza que se practica con arpón; hay que ser paciente, estar al acecho y saber aprovechar la oportunidad."
Fauna chilena: tema inagotable
Cuando se habla de fotografiar la vida silvestre surge a primera vista la imagen de los safaris y excursiones por exóticos lugares de la selva amazónica o de la sabana africana, ambientes ambos que se nos presentan arraigados por doquier de aves multicoloes y enormes mamíferos. Pareciera que estos lugares de la Tierra son los que presentan las mejores condiciones para practicar una afición como la fotografía de vida silvestre; todo lo contrario de un país como el nuestro, tan austral, frio y aislado cuya fauna parece muy poco llamativa y diversa. Pero esta imagen natural, sin duda, estereotipada y sólo parcialmente verdadera, oculta muchos aspectos sorprendentes e interesantes que son desconocidos para la gran mayoría de los chilenos y que constituyen un campo fascinante para quienes se dedican a la caza fotográfica.
Jürgen Rottmann, zoólogo y conocido investigador de la fauna silvestre chilena es quien mejor puede opinar al respecto: " Yo he tenido las más grandes desiluciones en el extranjero, sobre todo en los países tropicales, donde ya sabía que tenía el doble o el triple, o cuatro veces la aves diversas que existen en Chile, y cuando fui allá no encontré nada. Lo que llama la atención en estos países es la gran diversidad, o sea, veo un pájaro y durante varios días de viaje no vuelvo a ver a la misma especie, porque cada vez que se ve algo es una especie distinta; en cambio Chile está lleno de pájaros y es muy fácil verlos, pero al segundo día ya se repiten. La fauna de nuestro país presenta una alta densidad pero una baja diversidad, comparada con la de los países tropicales. En aves marinas, por ejemplo, nuestro país tiene un conjunto de especies que sobresalen por su variedad y abundancia con respecto a cualquier otro lugar del mundo. Otra fauna interesantísima se encuentra en las aguas continentales, sobre todo en los totorales, donde se ve una profusión de especies; es fácil encontrar viviendo en estos ambientes 30 o 40 especies distintas."
"En cuanto a las aves pequeñas, hay un campo muy atractivo y poco conocido, el de la alta cordillera en verano, donde es posible observar a numerosas especies, entre ellas cinco dormilonas diferentes, dos bandurrillas, dos mineros, además de yales, meros y canasteros. Respecto al bosque chileno, no hay gran variedad de especies; aún así, la mayoría no han sido bien fotografiadas por las dificultades que generan la falta de luz adecuada, el pequeño tamaño de las aves y los particulares hábitos que ellas poseen. Un buen ejemplo es el fiofio, ave abundante en Chile y de la cual todavía no existen buenas fotos."
El gran incentivo
Queda claro que la fotografía de fauna o vida silvestre tiene por delante innumerables temas para desarrollarse. La mayoría de nuestras especies animales son aún muy poco conocidas, tanto para la ciencia como para el público común y corriente. La fotografía puede ser ese primer paso de acercamiento hacia ellas y una primera forma de conocimiento de su existencia vital. Como ya se ha dicho, la caza fotográfica como hobby, afición o trabajo científico, tiene en Chile casi todo por hacer; un incentivo que otros paises ya no tienen, bien porque está todo ya hecho o porque la excesiva competencia o saturación ha pasado a frenar el incentivo por esta vocación naturalista.
La fotografía de vida silvestre ha pasado a tener en nuestro tiempo, sobre todo en Chile, un estímulo muy importante para su difución: ser un instrumento y medio de expresión de quienes aman y desean preservar la vida silvestre y, en general, toda la naturaleza de nuestro territorio, cada vez más amenazada. Fotografiar y dar a conocer esos animales silvestres, muchas veces casi desconocidos o anónimos para la inmensa mayoría de los chilenos, puede ser el primer paso o llamado de atención para que comencemos a tomar conciencia de nuestro patrimonio natural y de lo mucho que podemos perder si continuamos por el mismo camino.
En el desarrollo del tema de la caza fotográfica se ha hecho énfasis en la importancia que tiene el conocimiento de la fauna como factor para lograr buenas fotos; junto con ello, se señala como una cuestión también fundamental la experiencia y disposición personal que cada fotógrafo deberá volcar al realizar su trabajo en la naturaleza. Ambos factores, siendo muy importantes, no son una condición previa insalvable, puesto que la práctica misma de fotografiar la vida silvestre permitirá ir mejorando su nivel. No sucede lo mismo con el equipamiento y en cierto modo también con la técnica fotográfica, en la que sí existen claros principios y es posible traspasar - y es muy aconsejable también - conocimientos y experiencias, tanto de orden teórico como práctico, que pueden ayudar a conseguir mejores resultados o a evitar frustraciones. Y en este sentido, contar con un buen equipamiento fotográfico y una adecuada técnica es una condición ideal para quienes se inician en esta apacionante afición.
Igualmente es aconsejable tomar contacto con algún fotógrafo con experiencia, quien podrá sugerir un equipamiento básico para fotografía de vida silvestre y algunos de los factores técnicos que deben tenerse en cuenta, según sea el campo de trabajo que se desee desarrollar. Por fortuna, y a diferencia de épocas anteriores, existe hoy en Chile un buen acceso a equipos y materiales fotográficos de calidad, siendo, sin duda, la principal limitante su elevado costo.
Sin el propósito de entrar a un detalle pormenorizado de los diferentes equipos y técnicas que se utilizan en la fotografía de la fauna, y sólo con la finalidad de introducir al aficionado en este apasionante campo fotográfico, describiremos de acuerdo a nuestra experiencia lo que es aconsejable tener como equipamiento básico.
Primero debe tenerse en cuenta que los elementos fundamentales son las lentes y la película utilizada; ambas deben ser de la mejor calidad posible, pues junto a una técnica correcta, determinarán la calidad fotográfica de la toma. Cualquiera de estos tres factores que falle impedirá un buen resultado, sin considerar los factores de habilidad, disciplina y experiencia ya descritos. Lo aconsejable es, por tanto, utilizar sólo películas profesionales, como Fujichrome o Ektachrome, ambas diapositivas de adecuada sensibilidad y buena definición. Insistimos en que sean utilizadas solamente aquellas que traen el rótulo Professional, ya que tienen un rendimiento y una confiabilidad superior a las películas de diapositivas corrientes.
En cuanto a lentes; se recomienda siempre utilizar la linea que las diferentes marcas conocidas ofrecen para sus máquinas y no aquellas que otras fábricas elaboran para ser adaptadas indistintamente, pues siempre son de inferior calidad óptica que las originales de una determinada marca. En este sentido, las diversas marcas conocidas por su calidad (Nikon, Canon, Olympus, Pentax, Minolta) ofrecen todas una amplia gama de lentes y accesorios para la fotografía de fauna que pueden ser adquiridos en forma gradual por el aficionado.
Como equipamiento básico de fotografía se recomienda tener un conjunto de lentes que cubra las distintas situaciones o campos de trabajo, teniendo siempre en cuenta que no es posible llevar a terreno un set fotográfico excesivamente complejo y aparatoso, pues sólo contribuirá a crear dificultades y agotamiento en vez de brindar utilidad. Por ejemplo, lo ideal es tener una lente para macrofotografía, muy útil para lograr un buen acercamiento a la fauna y los objetos más pequeños; una lente de 200 mm (teleobjetivo pequeño), adecuada para situaciones que permiten un buen acercamiento, como nidos o cuando se quiere tomar una especie y que aparezca parte de su ambiente; un teleobjetivo largo, ojalá de 400 mm, muy útil para la fotografía de aves y todas aquellas situaciones que impidan una buena proximidad a las especies.
Contra lo que pudiera pensarse, no es recomendable adquirir enormes teleobjetivos (de 800 o 1.000 mm.) porque además de ser poco transportables, tienen un bajo rendimiento fotográfico, ya sea porque requieren mucha luz y altas velocidades de obturación o bien porque poseen una baja definición óptica.
Para la fotografía de aves con teleobjetivo, resulta muy útil tener algunos accesorios como un soporte tipo fusil, un motor para arrastre de la película y un trípode o un monopié para apoyo cuando debe permanecerse mucho tiempo en una posición fija. Elementos como éstos permiten una rápida y cómoda operación en terreno y contribuyen a elevar el rendimiento fotográfico.
Otros accesorios interesantes de tener, aunque de índole más sofisticada y de uso más ocasional, son las unidades de control remoto que permiten disparar a la distancia, y los diversos tipos de flash, especialmente los diseñados para macrofotografía. Existen otros aspectos de equipamiento anexo como escondites camuflados, chaquetas portaequipos, mochilas, pantallas difusoras y una larga lista donde cada fotógrafo encontrará su solución.