El Mercurio, 22 de Octubre de 2002
Mauricio Silva

EFECTO DE PESTICIDAS: Ornitólogos temen extinción del picaflor de Arica.

        ARICA.- Desalentadora fue la última expedición de ornitólogos en busca del colibrí más pequeño de Chile y probablemente el segundo más diminuto del mundo. El censo que Federico Johow y Juan Aguirre practicaron la última semana de septiembre y la primera de octubre calculó que quedan 300 parejas.
        La situación contrasta notablemente con la que en 1943 describieron los primeros especialistas que estudiaron al picaflor de Arica (Eulidia yarrellii). R. Phillipi, J. Goodall y A. Johnson relatan que en torno a un solo árbol florido del valle de Azapa revoloteaba un enjambre de al menos 100 de estas diminutas aves, oyéndose a distancia el zumbido de sus alas y el sonido al succionar el néctar.

        El informe de la Unión de Ornitólogos de Chile alertó a la CONAF y al SAG, al punto de que ambas entidades preparan una campaña pública para ir a su rescate, explicó el biólogo de la corporación Jorge Herreros. Se trata de sembrar en plazas, jardines y parcelas de la ciudad y el valle las plantas preferidas por el frágil picaflor. Estas son el chubé, un arbusto endémico del ariqueño río San José, de flores rojas y caídas que recuerdan al copihue. Y la lantana, una especie introducida de pequeñas flores rosadas. Las larvas de mariposa horadan la base de la flor, por la que el picaflor introduce su pequeño pico para libar. Ambas son consideradas malezas y quemadas por los agricultores, señala el ornitólogo ariqueño Ronnie Peredo.

        El colibrí de Arica mide sólo de 7 a 8 centímetros de pico a cola y pesa de 3 a 4 gramos. Su cabeza y partes superiores son de color verde oliva metálico; sus partes bajas son blanco acanalado y en la garganta presenta un color iridiscente bermellón. Fabrica sus nidos con ramitas y fibras vegetales que pega con telas de araña.

        Como todos los colibríes, puede suspenderse en un punto fijo en el aire o volar hacia atrás, agitando sus alas más de 20 veces por segundo.

Causas de su extinción

        Su dramático descenso poblacional ha ido a la par con el desarrollo agrícola del valle de Azapa. Por eso, las sospechas de Federico Johow apuntan al uso de más de 30 pesticidas diversos en los cultivos de Azapa, ya que bastan sólo unas pocas gotas para que el delicado organismo de la avecilla sucumba.
        Incluso los dardos de Johow apuntan contra el propio SAG, que entre 1980 y 1993 empleó intensivamente el Malathion para exterminar la mosca de la fruta, incluso al principio con fumigaciones aéreas. Hoy sólo lo hace en forma selectiva, ante los brotes de la plaga.

        Las 328 especies de picaflores del mundo se encuentran en América. De ellas, sólo 9 están en Chile, pero marcan algunos récords mundiales. En la Primera y de la Tercera a la Quinta Región se encuentra la más grande de todas, la Píngara (o Picaflor gigante - Patagonas gigas), de 22 cm de alto. El que vive a más altura es el Picaflor de la Puna (Oreotrochilus estella), a 3 mil y 5 mil metros sobre el nivel del mar, en las regiones I y II.

        Algunas especies de mariposas son más grandes que el picaflor de Arica, pero aún más diminuto es el colibrí Sunsun (o Picaflor abeja - Mellisuga helenae) de Cuba, con sólo 2 gramos de peso y 5 cm. Según los expertos, el colibrí de Arica debe estar peleando el segundo lugar junto a otras especies de Ecuador, Colombia y Perú.

        La debilidad demográfica del colibrí de Arica sólo es comparable a la del Picaflor de Juan Fernández, acosado por la deforestación y depredadores introducidos en la isla.

        En 1993, la estadounidense Birdlife consignaba una población de 2.500 picaflores en Arica. Pero el reciente registro censal redujo su distribución sólo a algunas áreas de Azapa y a Chaca. Fue realizado con la técnica de transectos, consistente en el conteo en línea recta de un área representativa y con el número obtenido se calcula la población en toda la superficie habitable.

        En la zona convive con los más abundantes picaflores del Norte y de Cora. Este último llegó desde el sur del Perú hace tres décadas, desplazando a la avecilla autóctona.

        Por eso, Johow pide adoptar medidas sólo tras un urgente estudio. La propagación de las flores preferidas por el Eulidia yarrellii también pueden fortalecer la población de picaflores de Cora, con quien disputa el mismo nicho ecológico.